viernes, 27 de junio de 2014

Las bacterias en el Yogurt reducen la actividad en la ínsula y en la corteza somatosensorial.


Investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles tienen la primera evidencia de que las bacterias ingeridas en la comida que consumimos afectan nuestras funciones cerebrales.

En un estudio realizado con mujeres saludables, encontraron que aquellas que consumen regularmente bacterias benéficas contenidas en yogurt (probióticos), mostraron alteraciones en sus funciones cerebrales, tanto en un estado de reposo, como en tareas de reconocimiento de emociones.

El descubrimiento plantea que al cambiar las bacterias ambientales o los microbios existentes en los intestinos, también se altera el cerebro. Estos estudios tienen grandes implicaciones para el futuro ya que brindan posibilidades para la creación de dietas o fármacos capaces de mejorar el funcionamiento del cerebro.

Nuestros descubrimientos indican que algunas sustancias del yogurt pueden ayudar a cambiar la manera en la que responden nuestros cerebros al medio ambiente. Si tomamos en cuenta estas implicaciones, frases como ‘eres lo que comes’ cobrarán nuevos significados”, comentó el Dr. Kirsten Tillisch, professor asociado de medicina en la UCLA y autor del estudio.

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